Se suele citar a Nerón o Calígula, pero incluso Marco Aurelio reconocía la necesidad de los espectáculos para satisfacer a las masas», relata el historiador. Algunos soberanos fueron, de hecho, auténticos hinchas de la «factio» a la que apoyaban e incluso los hubo que llegaron a competir como aurigas, como Nerón , para escándalo de sus contemporáneos (los aurigas solían ser esclavos).