Unos números rojos debido en parte al plan de expansión de sus infraestructuras, que hace tiempo llevaron fuera de sus fronteras natales y que la ha llevado a tener más de 250.000 empleados. “La FIFA tiene muchas oportunidades de lograr que el fútbol crezca en un mundo que está cambiando con tanta rapidez”, destacó entonces el ejecutivo. Sin embargo, esto no ha recibido aún el impulso definitivo que le haga pasar de ser algo anecdótico.